lunes, 29 de octubre de 2018

Agenden

El Festival de No Ficción Basado en Hechos Reales (#BaHR) es un encuentro gratuito de tres días de duración para leer, mirar, pensar y experimentar las distintas formas de la no ficción.



1 - 2 y 3 de noviembre. Programa completo en:
http://basadoenhechosreales.com.ar/

José Ingenieros, tributo





El sábado 3 de noviembre, desde las 18, 
en el ciclo ZONA DE POETAS, 
coordinado por Gustavo D´Orazio.

SUBSECRETARIA DE CULTURA DE TRES DE FEBRERO, V. GOMEZ 4726, CASEROS.

martes, 23 de octubre de 2018

Aclaración

Los trabajos de asistentes a la Clínica de No-ficción 
fueron publicados respetando estilo 
y recursos expresivos de sus autores. 

Gracias por asistir al taller.

Llega la despedida

Todo lo que nace y se desarrolla
encuentra un punto culminante.
También su tramo de asentamiento y fin.

El Ciclo #ZONADEPOETAS
se despide el sábado 3 de noviembre, a las 18, en V. Gómez 4726, Caseros. @Municipalidad3F. Gracias #Cultura3F. Entrada libre.
Habrá lecturas, autores y sorpresas.


Poema

Sin... Sin dudas Sin vos Sin fuerzas Sin rastros Sin prisa Sin risa Sin vos Sin ... GD - 2018

Crónica de Marta Sosa


La Escuela en llamas
   Mónica tomó su cámara. Eran las tres de la madrugada. El terror se apoderó de mí. Ella sin saberlo estaba registrando la realidad: la escuela envuelta en llamas. Se escucharon  las sirenas  de los bomberos irrumpiendo en el silencio de la noche, de aquella macabra noche en que los fantasmas danzaban con sus sábanas enrojecidas por el fuego. En ese 19 de mayo del 2004, sepultado quedaría bajo las hordas de humo, todo un pasado, toda su historia, los registros de los alumnos, los materiales de computación y de estudio, la biblioteca, los alimentos del comedor. El setenta por ciento del inmueble quedó destruido a pesar de haber concurrido inmediatamente al lugar 20 dotaciones de bomberos y personal de defensa civil. Recién a las 8 de la mañana pudo ser extinguido el fuego.

   Desde 1917, la Escuela 7 Aviador Pedro  Zanni formaba parte de un tríptico cultural. Alrededor de la plaza, se levantaba la Parroquia San José Obrero, la Escuela San Francisco Javier y ella, la escuela de los más pobres. Su historia estaba enraizada en los anales del barrio como lo estaban las ramas de los árboles que daban a su frente, como lo estaban las crónicas cotidianas de gente humilde, como lo estaban los momentos maravillosos que por sus aulas vivieron varias generaciones. Los niños no se preguntaban porque llevaba ese nombre, escondido en el enunciado que exaltaba al número, por eso todos la llamaban Escuela 7. Pero en realidad, cuando fue fundada, en los registros se estableció hacer honor a uno de los héroes de la aviación oriundo de Pehuajó que nació a fines del siglo XIX y marco junto con el nuevo siglo, los parámetros de la historia. Esa que subyace en los nombres de aquellos hombres que quedaron ocultos por el progreso y el avance de los tiempos. Pedro Leandro Zanni, el aviador, aposición que le valió por desarrollar toda su actividad en la Fuerza Aérea Argentina y por unir extremos distantes surcando el aire. Aquel hombre que llegó a ser Teniente del Regimiento dos de Artillería Montada con asiento en Campo de Mayo. Aquel que no desfalleció en su intento de volar a pesar de haber sido el protagonista de un terrible accidente que le ocasionó lesiones leves al caer de 40 metros de altura y quien en 1913 obtuvo el brevet Número 4 de aviador militar en la primera promoción de aviadores del Ejército. Yo también ignoraba ese nombre hasta el día que lo vi escrito en los diarios de la mañana.
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   La escuela emplazada en la esquina de Spandonari y Parodi perteneciente a la localidad de Caseros, se ubica casi en el límite con Palomar. Es un lugar que obra en forma bastante autónoma ya que allí se halla todo: la salita de primeros auxilios número 8, el colegios San Francisco Javier, la Iglesia San José Obrero que depende del obispado de San Martín, el Museo Parodi, centro cultural municipal, en el que funcionan distintos talleres para el vecindario y recuerda al escultor que gentilmente donó su casa para que el arte floreciera lejos del centro. Pero este artista que nació en 1898 y murió en 1970, no sólo dejó un inmueble al pueblo de Caseros sino también una colección de obras de importantes dimensiones trabajadas en yeso y otros materiales que encierran un valor en formas y espíritu. En el museo se puede apreciar un cuadro en el que aparecen dos labradores sobre la tierra y esta sería la primera imagen del descampado con dos construcciones de madera de la plaza Juan Domingo Perón.
    El lugar es como un enclave dentro de la localidad de Tres de Febrero al  que se le conocer con el nombre de Villa Matheu. La Escuela fue el albergue de los niños que encontraban a diario un plato de comida que con calidez preparaban sus porteras, a las que se les escurría casi siempre un abrazo maternal para consolar tanta niñez desorientada, falta de afecto y cuidado. Por eso aquella noche fue de terror para los alumnos que veían peligrar su sustento. La escuela obraba de madre, era como la personificación de la contención, con sus techos a dos aguas de tejas rojas y sus paredes blancas combinadas con ventanas verdes siempre estaba en perfectas condiciones. Era antigua. Y en los tiempos en que la crisis extendía aún más sus tentáculos sobre los hogares pobres, ella rescataba no solo a los niños sino también a sus familias otorgando la vianda de la noche. Era el estado el que se ocupaba de su mantenimiento. La escuela contaba con 17 aulas de las cuales 14 quedaron completamente destruidas. Al momento del incendio el municipio se encontraba realizando mejoras edilicias como lo hacía todos los años.  Por eso se incendió, o mejor dicho porque un joven había osado tirar un fósforo sobre los contenedores que se encontraban en la puerta cargados de membrana para impermeabilizar sus techos. Tal vez agobiado por los recuerdos de su infancia o por los efectos del alcohol, o por sentirse desplazado del sistema, cometió el crimen sin medir las consecuencias.
   Transcurrían los minutos y la desesperación aumentaba. Los vidrios se derretían y algunas paredes cedieron, la madera de los techos crujía por efecto también del siniestro. Era el ruido del espanto que nos asaltó durante mucho tiempo cuando intentábamos dormir y la casa quedaba en silencio, nuestra memoria auditiva nos perseguía como invalidando la quietud. Por otro lado celebramos más de una vez que la casa se haya salvado pese a la proximidad.
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   Muchos se preguntaban cómo pudo el fuego del contenedor llegar al edificio. Un testigo afirmo que las llamaradas eran tan altas que alcanzaron primero la madera que estaba bajo las tejas mientras un joven salió a toda carrera por la calle lateral. Después se sumaron distintas versiones. Todos querían opinar. Para algunos el incendio había sido intencional pero esto nunca se llegó a verificar. Yo me conmoví por el llanto de los niños que corrieron para ver el siniestro, sus ojitos pegados por el sueño pero comprendiendo la triste realidad que acontecía. No hacía frío y Mónica seguía en la terraza mientras subían a su encuentro algunos periodistas que ya estaban en el lugar. Ella tenía el material necesario que al otro día se exhibiría en la televisión. Mónica se sintió orgullosa, era la protagonista de un hecho que interrumpió la monotonía de sus días, de esos días que se  suceden aburridos y nos hacen cargar con el peso de la rutina. Pero después de un rato comprendió la magnitud de la tragedia y allí comenzó a llorar. Esa noche muchos lloraban por la antigua escuela, por ese pedazo de vida que se iba diluyendo junto con todo lo que ardía a su paso sin dejar más que un cúmulo de cenizas y materiales inútiles. Y lo más lamentable era que ardía el álbum de fotografías que con tanto orgullo la escuela mostraba en cada acto público sin dejar testimonio de su creación, eventos, directores, maestros y vecinos que pasaron por sus aulas .Luego con el correr de los días solo algunos recuerdos permanecieron encerrados en nuestras mentes. Y la escuela se transformó pronto en otra, más moderna, más funcional porque el estado respondió inmediatamente a su restitución, ya que existía un fondo de financiamiento internacional para estas circunstancias. Esto fue bueno para los pequeños alumnos que se encontraron en un ambiente nuevo, pero los viejos egresados lamentaban porque la escuela había perdido su antigua fisonomía que evocaba a otros estilos como ser: sus baldosas coloridas en el patio, los pisos de madera con olor a cera, los muros anchos, sus aulas espaciosas, el escenario de base crujiente, los cortinados rojos que acumulaban tierra pero que se desplegaban con ferviente entusiasmo ante cada obra que sus alumnos interpretaban.
  La noche se fue escurriendo y distintos pájaros surcaron el aire de la plaza, mayo amortizado por la persistencia del calor del verano nos regalaba el nuevo día. Había tristeza en el barrio, no se hablaba de otro tema. Pero las tragedias unen a los hombres que no saben hacerlo en épocas de felicidad. A veces pensamos que estamos solo, pero siempre estamos juntos aunque poco intercambio de palabras tengamos en lo cotidiano y allí desde el dolor surge la cura mágica que es la solidaridad. La mano del otro se extendió con la fuerza de un volcán, imprescindible mano para seguir andando. Los humanos somos tan extraños, llevamos el mal y el bien con naturalidad. No somos arquetipos, somos solo eso, humanos imperfectos que actúan de acuerdo a las circunstancia. Tal vez algunos festejaron la derrota de aquel pedacito de barrio, pero para otros fue la necesidad de socorrer a los niños lo que los motivo para actuar. Lo más importante que ellos no se quedaría sin un lugar para recibir enseñanza y sin un plato de comida para paliar el hambre, que como monstruo perverso acosa a los niños pobres. Así fueron distribuidos, en los días sucesivos a distintas organizaciones. Al  colegio parroquial San Francisco Javier especialmente los que concurrían al Jardín 926, dependiente de la Escuela 7  y a   los clubes de barrio América y el Triunfo que debieron ser acondicionados para recibir a los alumnos más grandes.
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  Toda la comunidad respondió de alguna manera, algunos con la oración, último consuelo de los desesperados; otros acogiendo en sus establecimientos a los desterrado de su lugar de contención.
  Mientras atravieso la plaza voy reflexionando y recordando aquellos tiempos en estos espacios que hoy me resultan tan ajenos pues deje de frecuentarlos y me detengo un instante, golpeo, entro a la institución que volvió de las llamas y con gran satisfacción veo la actividad escolar que allí se desarrolla hoy con nuevas caras en un ambiente limpio y cuidado. Al alzar la mirada distinta placas conmemoran el centenario de esta casa de estudios que se cumplió el año pasado pero me conmueve sobre todo aquella frase de una de ellas que dice “Un siglo iluminando caminos” y en realidad volviendo al espacio físico descubro que el espíritu de la educación está más allá del aula y es el germen que fermenta cada vez que un maestro esté dispuesto a dar ese conocimiento que permite a la nuevas generaciones seguir adelante. Y comprendo que la escuela siete no murió aquella noche de mayo.

                                                                   Marta Sosa

Perfil de M.T. Dri, por Graciela Montenegro


Del silencio y los muros, a la luz de las voces
Un perfil de María Teresa Dri

“Al  jacarandá me lo poda un señor misionero. No cualquiera sabe hacerlo. Es que si no, la rama me quita la luz. La luz es fundamental para mí”, me dice desde su espaciosa cocina-comedor inundada por los rayos del sol de la tarde. Toda su casa, que ella diseñó, está repleta de luz y colmada de bibliotecas. Es un primer piso por escalera, que a pesar de sus ochenta y tres años, María Teresa Dri, sube y baja con  agilidad .
Mientras busca unos vasos y la jarra con agua, me cuenta  que cuando llegó a Argentina se hospedó en diferentes pensiones hasta que descubrió este lugar en Villa Bosch, donde vivía una pareja que había compartido con ella el exilio en Francia. La  terraza servía para construir sobre ella. De a poco y con sus ahorros de cada mes fue haciendo cada rincón. Cuidó de que en ellos hubiera luz a raudales y muy pocas paredes.
 “Ya demasiadas paredes y oscuridad hubo en la prisión y en el colegio La Inmaculada Concepción de Lomas de Zamora, donde estuve pupila desde los nueve años  hasta los veinte, cuando tomé los votos”. 
 “Yo quería ser perfecta y lo único perfecto era ser santa porque para mi familia y mis creencias era lo máximo y entonces hice el noviciado: primer año como postulante, dos de novicia y después los votos”. 
Su voz abandona los graves y se trepa ascendente por una escala de sostenidos e inesperados silencios de fusa,  cuando  habla de esa que fue Sor Marie Francine, una monja de los ’60 dedicada a la docencia.
Ejerció como maestra jardinera y directora de escuela primaria. También condujo escuelas secundarias en Córdoba. Introdujo cambios pedagógicos en esas instituciones al trabajar por áreas y desde el arte.
La invade  una cadencia desconocida  que se le desparrama por el cuerpo cuando recuerda el Cordobazo, el Concilio, los curas obreros, la movida en el seminario,  las panfleteadas políticas por la noche y su posterior remoción de esas escuelas, para trasladarla a Buenos Aires contra su voluntad. Su actividad social incomodaba. Frente a las imposiciones decidió renunciar a sus cargos. “Son muchas cosas las que me motivaron a dejar los hábitos, pero la realidad me marcaba otro camino”.  y entonces me cuenta de su ida  a Resistencia, ya como seglar. Allí se reencontró  con su hermano Rubén, que era sacerdote y  trabajó en zonas marginales.Alfabetizó a campesinos, fue vendedora, administrativa. Es evidente que hizo otros votos, con otros compromisos, pero a esos, nunca los dejó. 
El sol de la tarde de Bosch le ilumina de lleno los ojos celestes, que ahora tintinean.

Casi con el orgullo con el que supo mostrarme sus malvones y su pequeño jardín aéreo, me presenta su biblioteca o sus bibliotecas. Quizás toda su casa sean sus plantas, los libros y la luz que empapa las pocas paredes.  “Tuve que aprovechar cada centímetro para poner mis libros y mis papeles”. Y Stravinsky le hace marco a sus palabras encendidas, que contrastan con el habitual silencio de María Teresa. Sus palabras  conducen por una casa poblada de libros y recalan en  un estante especial en el que reposan, (quizás sea una ilusión óptica) sus propios volúmenes. TODO ESTABA EN ORDEN , 1999, El Francotirador Ediciones, Bs. As.;  EL SILENCIO VA A MI LADO , 2000, Bs. As. Editorial Nueva Generación;  SE PRONUNCIA EL SILENCIO, 2002, Línea abierta editores, Bs. As;  ESE ANDAR BUSCANDO , 2005, Ediciones Patagonia ; MÁS ALLÁ DE LA PALABRA, 2008 Ediciones Patagonia ; LOS NOMBRES O EL HIMNO SAGRADO DE LOS CUERPOS, 2010 Ediciones Patagonia;  MÁS ALLÁ DEL ASOMBRO , 2014 Ediciones Patagonia.  
El ballet La consagración de la primavera pareciera apimpollar la memoria o quizás  el estar frente a los retoños, sea lo que le hace recordar su génesis. “Después vinieron dos detenciones, la persecución de la Triple A, un año en prisión, y el exilio primero en España y luego en Francia, para regresar en 1986”. 
Durante todo el tiempo la escritura pobló de  manuscritos varias cajas con las que viajaba y que resguardó en silencio. Un silencio que comenzó en el horror. En esa concatenación de amaneceres grises¸ de exilios y desarraigos, de túneles negros y sin salida, de miedo como norma, de noches asesinas, de espanto, de gritos alejándose y preguntas invadiéndola,  de traiciones y cárceles, presentados como instantáneas, casi como dentelladas en una recursividad de personajes que se desdoblan, se impregnan de una primera persona, y se resuelven en biografías paralelas.
 “Una cosa es escribir y otra cosa es editar. Yo escribí desde siempre, amaba las composiciones de la escuela, pero -como todos- escribía en libretitas. Alguna vez publiqué algo en algunas revistas y después el profesorado me limó mucho para el tema de la escritura. Pero no hice el profesorado para escribir sino para enseñar. Sin embargo fue Laura Bonaparte, mi psicóloga, la que me dijo que tenía que escribir mis vivencias. María Teresa, vos sos la memoria. Tenés que editar. No venís más acá si no publicás. Y ahí empecé a escarbar y a seleccionar”. Es entonces cuando comienzan a ver la luz sus libros.  
Hubo un hondo y ahuecado grito que nació en el silencio del exilio.  Se hizo voz hace casi veinte años. Desde entonces María Teresa viene regalando su cosmovisión de compromiso y resistencia usando la noble azada de la metáfora y con la sola y trabajada semilla de la palabra .   

Hace muy pocos días, el 20 de diciembre, la vimos llorar a María Teresa. Era de emoción. En Asamblea General, los escritores de la Seccional de SADE de Tres de Febrero la habían elegido como su presidente. El aplauso cerrado fue el reconocimiento para estos años de incesante y prestigioso trabajo literario. Pero eran también una nueva entrega al compromiso, a la responsabilidad y a su vocación de servicio, en momentos en que las aguas literarias del distrito se encuentran amenazadas por los remolinos de las apetencias de poder personal y las antiguas gestiones paternalistas.
La luz de las voces se ha instalado de lleno en sus silencios.
                      Graciela R. Montenegro



Nota de Nelly Quintás


Rosa, de cerca

Aquí estoy, en la Av. Urquiza al 3.400  ante el mural recién terminado por sobre el que se asoman algunos carteles frontales del 105. La pintura aún fresca, se escurre y derrama matices sobre la larga vereda.

Hace veinte años, en Villa Parque, vivía una familia sencillamente feliz. Mamá Rosa, papá Antonio y sus tres hijos, buenos y estudiosos: Maximiliano, Ariel y Germán.
Antonio nació en  León, España y llegó a la Argentina a los diez años con su familia. Se instalaron en Palermo donde tuvieron un hotel familiar en el que trabajaron todos ellos. Tiene cuatro hermanos, la hermana más chica nacida en Argentina.  Conoció a Rosa trabajando en el comedor de FIAT SEVEL, ella era camarera, él encargado y allí nació el amor para toda la vida. Antonio siempre trabajó en gastronomía.  Le gustan mucho los animales y jugar al ajedrez.  
Rosa nació en Las Garcitas, Chaco y llegó a Buenos Aires con sus padres y hermanos: cinco varones y dos mujeres, todos ansiosos y emocionados  con  la expectativa de llegar a la gran ciudad. Se instalaron en la villa de Retiro. Rosa tenía ocho años cuando conoció al Padre Carlos Mujica y desde la pequeña estatura de la infancia, colaboró con él, siguiendo de cerca su incansable tarea en la Villa. Un día, el Padre Carlos le dijo: Rosita, hoy vestite linda que vamos a tener visitas. ¡y si la tuvieron!  Fue a visitarlos el General Perón acompañado por Héctor Cámpora.  Recuerda con ternura las  manos con pecas y la sonrisa afable del General. Después, a sus 15 años, fue la angustia y la tristeza por no poder comprender el asesinato del Padre Mujica.  Más adelante, el golpe Militar, y el traslado de la familia al complejo  “Ejército de los Andes” y allí continuó la vida. Pero Rosa no se conformaba con su destino, tenía sueños… Conoció a Antonio y cuando nació Maxi, pudo mudarse a Villa Parque, en Caseros.

El mural recuerda una frase de Martin Luther King: “Si supiera que mañana se desintegraría el mundo yo igual plantaría mi manzano” y representa a muchos, que siguen luchando contra viento y marea por una respuesta, aunque parezca lejana.

Los hijos fueron creciendo sanos y hermosos. Maxi, el mayor, estudió en el Colegio Ruiz de los Llanos en Devoto, primario y secundario y luego ingresó al Industrial. A los 19 años, estaba encargado de entrenar a chicos de entre 8 y 12  para participar de los Torneos Bonaerenses en deporte y lo hacía en el campito del Ferrocarril, espacio verde abierto a la Comunidad, cercano a su casa.
El sábado 8 de enero de 1999, Maxi fue como siempre a los entrenamientos, y no regresó. Salieron a buscarlo, pero fue Rosa, su madre, acompañada por uno de sus hermanitos quien dio finalmente con él.  

El mural de la Av. Urquiza, un símbolo artístico, cuajado de color e imágenes homenajea a una parte importante de la Comunidad.

Maxi estaba allí, muerto a golpes. Un hecho más de la violencia que nos rodeaba y nos sigue rodeando y acosando cada   vez con mayor intensidad.  Otra muerte que quedó impune.
Y Rosa, la chica que vivió en la Villa y que hasta ese momento era una feliz ama de casa y también podóloga, algo más para aportar a la economía familiar, abocada al cuidado del hogar y de los hijos, se transformó en otra mujer.  Angustia, desolación, impotencia primero, luego, darse cuenta que no era suficiente. Había que enfrentar la situación y dar batalla.
Aprendió a recorrer  los tribunales, a conocer nuevos vocablos y adentrarse a un mundo  muy oscuro, del que nunca había tenido noticias y mucho menos pensar que algún día iba a estar transitando por él.

El mural es obra de un grupo de jóvenes estudiantes de Artes Visuales de la Escuela Municipal de Arte y Comunicación junto a sus profesores y también algunos vecinos del lugar.

Rosa, de tanto peregrinar en busca de una solución, de una salida, de justicia y verse decepcionada una y otra vez,  lejos de bajar los brazos,  la hizo pensar en cuantas personas deberían estar pasando por esa misma situación.
 Al llegar a casa, le dijo a Antonio: “Tenemos que crear una Asociación” y  le fue dando forma a su idea de armar una entidad legal, que pudiera  reunir y ayudar también a otras personas que buscaban esclarecer hechos similares  al que vivieron ellos. Se dirigió a la oficina de Relaciones Institucionales buscando información, quería saber qué necesitaba para crear una O.N.G. por supuesto le dieron toda la información y  el apoyo.  Se encontró entonces en un laberinto de libros y planillas, que no lograron amedrentarla.
 Rosa se relacionó con otras personas que se encontraban en las mismas  circunstancias que ella; ya  que el asesinato de alguien, destruye además todo un  entorno familiar, que a veces no tiene la fuerza y la capacidad  para  reaccionar. Ella pensó, sabiamente, que juntos podrían conseguir sus objetivos y sentirse contenidos unos en otros cuando se empieza a flaquear por falta de respuestas.

El mural de la calle Urquiza, después de casi veinte años de la muerte de Maxi, fue creado para mantener viva su presencia y la de tantas otras víctimas de la violencia.

Era necesario realizar una Asamblea para dar forma a la Asociación, y fue convocando  a familiares de personas asesinadas en hechos sin esclarecer, pero necesitaban otros apoyos. Fue a ver a los sacerdotes de San José Obrero, Nuestra Sra. de la Merced y Santa Teresita, los que se sumaron a la idea, prometiendo su presencia. Se le ocurrió que teniendo un vecino tan famoso como Sabato, lo podría involucrar y allá fue. El escritor, conocedor del caso, la recibió en su casa, la atendió muy bien y le entregó una carta de apoyo, disculpándose por no poder ofrecerle su presencia física, ya que se encontraba muy abatido por la reciente muerte de Matilde, su esposa. Siguió y siguió en su empeño por lograr el objetivo, consiguiendo el espacio para  el encuentro: la sede de la Institución Sarmiento en la avenida  La Plata de Santos Lugares y allí se realizó la primera Asamblea para crear la  asociación en abril del 2001, que Rosa pidió que no se llamara Maxi. Trataron de buscar una sigla que los representara y quedó AVISE: Asociación Víctimas de la Inseguridad Sin Esclarecer, que  preside  desde hace 18 años. 
AVISE no tiene sede, se reúnen en casa de la presidenta, que se siente  orgullosa de  haber creado junto a otras familias esta entidad apolítica, muy bien conceptuada.  Una  gran  herramienta a la hora de ser representados.   
Se realizaron  varios festivales artísticos a beneficio de AVISE en grandes espacios como el CEDEM 1 y 2, a  los que aportaron su generosa colaboración   cantantes, artistas y otras personalidades reconocidas internacionalmente como Abel Pinto, León Gieco, Peteco Carabajal, Juan Palomino, Soledad Silveira y  Víctor Heredia,  padrino de AVISE, entre otros. Se sumaron al apoyo la Hermana Marta Peloni, Adolfo Pérez Esquivel, Juan Car y tantos más. También AVISE forma parte de una red con asociaciones similares, intercambiando datos y tratando de guiar a quien necesita ayuda para lograr su cometido.

Dice José Ingenieros en “El hombre mediocre”, que la rutina y el conformismo, hacen a la mediocridad, mientras que tener  ideales,  luchar por lo imposible es lo que hace valioso al hombre, en este caso a la mujer.
 Rosa no buscó ser lo que es hoy y lo que representa para la sociedad, pero supo transformar tanto dolor en fuerza para luchar en nombre de su hijo y también para ayudar a otros, generosamente. Entendió que las lágrimas no eran suficiente para recordar a Maxi y se volvió símbolo de esta utopía de reclamar por la JUSTICIA. 

“No te preocupes por los pasos que das, si no por las huellas que dejas” dice un inteligente refrán y Rosa García, mamá de Maximiliano González, deja, sin proponérselo huellas profundas detrás de sí.


Y así como hay asesinos, seres oscuros, escondidos en las sombras de la impunidad, hay gente sencilla que puede llegar a ser excepcionalmente valiosa que apuestan al arte para manifestarse, enriquecer su vida interior y embellecer su Comunidad, involucrándose además en los problemas sociales.

¡No todo está perdido!

Los hermanos de Maxi, ya son hombres. Ariel estudió en el Colegio Militar.  Hoy forma parte de los Cascos Azules y reside en Misiones.  Germán, estudia Ciencias Políticas e Historia. Antonio se jubiló y acompaña el quehacer de su mujer Rosa, que trabaja en la secretaría de la sede Cultural Caseros, Escuela Municipal de Arte y Comunicación en donde tuve la oportunidad de conocerla y  compartir con ella actividades y una bella amistad. La mamá de Maxi sigue al frente de AVISE, con la misma fuerza del primer día.

¡Es claro que no todo está perdido!


  Nelly Quintás

viernes, 5 de octubre de 2018

La primera jornada del Festival Gabo


Un verdadero festín del periodismo



Desde Medellín

Acaba de terminar la charla, las participantes apenas se levantaron de sus sillas, y una multitud de jóvenes ya está agolpada al borde del escenario buscando un diálogo, una selfie, algún intercambio. Son en su mayoría estudiantes de periodismo; son en su mayoría mujeres. Es que lo que acaba de suceder en el Orquideorama del Jardín Botánico fue especialmente intenso, uno de los puntos altos de la primera jornada del Festival Gabo: la mexicana María Elena Salinas, la brasileña Natalia Viana y las colombianas Jineth Bedoya y Mabel Lara protagonizaron el panel “Ellas, transformadoras del periodismo”, temática por demás atractiva en estos tiempos, que llenó el espacio donde se desarrollan varias de las charlas del encuentro impulsado por la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano y desató más de una ovación.

SALINAS FUE DURANTE TRES DÉCADAS CO—PRESENTADORA Y CORRESPONSAL DEL NOTICIERO UNIVISIÓN EN ESTADOS UNIDOS, FUE DEFINIDA POR EL NEW YORK TIMES COMO “LA VOZ DE LA AMÉRICA HISPANA” Y AHORA SOSTIENE UNA CARRERA INDEPENDIENTE; VIANA FUNDÓ Y CO—DIRIGE LA AGENCIA PÚBLICA DE PERIODISMO INVESTIGATIVO, LA PRIMERA ORGANIZACIÓN SIN ÁNIMO DE LUCRO DE SU TIPO EN BRASIL, CONDUCIDA POR MUJERES; SUBEDITORA DE EL TIEMPO, GANADORA DE VARIOS PREMIOS Y VETERANA DE COBERTURAS EN ZONAS DE GUERRA Y NARCOTRÁFICO, BEDOYA REVELÓ EN 2009 HABER SIDO VICTIMA DE ABUSO SEXUAL E IMPULSÓ LA CAMPAÑA “NO ES HORA DE CALLAR”; LARA, QUE OFICIÓ DE MODERADORA DE LA CHARLA, ES UNA PRESENTADORA Y REPORTERA TELEVISIVA Y RADIAL QUE ES FIGURA INDISCUTIDA DE LOS MEDIOS EN COLOMBIA. SEMEJANTE CUARTETO DE PROFESIONALES LE DIO SUSTANCIA A UNA CHARLA QUE FUE MÁS ALLÁ DE LOS TÓPICOS OBVIOS SOBRE LA LUCHA DE LAS MUJERES POR EL RECONOCIMIENTO Y LA IGUALDAD EN EL OFICIO, PORQUE ALUDIÓ INCLUSO A ACTITUDES QUE LAS MISMAS MUJERES DEBEN MODIFICAR PARA VENCER LAS BARRERAS DEL DOMINIO MACHISTA: “ES UN ERROR QUE INTENTEMOS OCUPAR ESPACIOS DE DECISIÓN CON LAS MISMAS HERRAMIENTAS ABUSIVAS QUE UTILIZARON LOS HOMBRES”, SE DIJO EN UN MOMENTO DE LA CHARLA, QUE TAMBIÉN RECORRIÓ LA DICTADURA DE LA IMAGEN, LOS PREJUICIOS, LA MISOGINIA DE DONALD TRUMP Y JAIR BOLSONARO (“LOS POLÍTICOS NOS AGREDEN PORQUE SE SIENTEN AMENAZADOS POR NOSOTRAS”, DIJO BEDOYA, Y DESATÓ OTRA OVACIÓN), PERO AL CABO CELEBRÓ LOS INEVITABLES CAMBIOS DE AIRE QUE RECORREN VARIOS PAÍSES. EL PANEL DE LAS MUJERES FUE UNA DE LAS ÚLTIMAS ESCENAS DE UNA PRIMERA JORNADA MOVIDA, CARACTERIZADA POR EL TÍPICO DILUVIO PAISA QUE CAYÓ PASADO EL MEDIODÍA Y SE MANTUVO, POR FORTUNA CON MENOR INTENSIDAD, DURANTE LA TARDE. HUBO UNA DELICIOSA Y PROFUNDA CHARLA DE LA ESCRITORA GIOCONDA BELLI Y SU COLEGA SERGIO RAMÍREZ, INVITADOS A ANALIZAR LA TURBULENTA SITUACIÓN BAJO EL GOBIERNO DE DANIEL ORTEGA EN EL PANEL “NICARAGUA: EL GRITO DE LOS VOLCANES”. EN EL SALÓN RESTREPO, IGNACIO ESCOLAR DIO DETALLES SOBRE LA EXPERIENCIA DE ELDIARIO.ES, UN PERIÓDICO DIGITAL SOSTENIDO EXCLUSIVAMENTE POR EL APORTE DE SUS 33 MIL SUSCRIPTORES. EN EL MISMO ESPACIO, EL DOCUMENTALISTA BRASILEÑO CAIO CAVECHINI DIALOGÓ CON SU COMPATRIOTA SYLVIA COLOMBO BAJO LA PREMISA DE SI UN DOCUMENTAL “SE CONCLUYE O SE ABANDONA” ANTES DE PRESENTAR CARTAS PARA UN LADRÓN DE LIBROS, EL FILM QUE RETRATA A LAÉSSIO RODRIGUES DE OLIVEIRA, EL MAYOR LADRÓN DE LIBROS RAROS DE SU PAÍS. MIENTRAS TANTO, EL PATIO DE LAS AZALEAS INVITABA A UNA RECORRIDA POR VARIOS STANDS EDITORIALES, Y REPRESENTANTES LOCALES DE FACEBOOK OFRECÍAN CHARLAS SOBRE SEGURIDAD EN LAS REDES PARA PERIODISTAS.

Sí dejó un sabor agridulce “Historias que se resisten a callar”, el panel que dentro del apartado Obsesiones de Gabo presentaba a la rusa Masha Gessen y el venezolano Joseph Poliszuk, realizada –-en una extraña decisión-- en inglés ante un público mayoritariamente hispanohablante. Cofundador del sitio Armando.info y coordinador del equipo venezolano de los Panama Papers, Poliszuk se extendió con abundantes datos sobre las acusaciones de corrupción hacia el gobierno de Maduro, pero ante una pregunta del público sobre las posibilidades de una fuerza de oposición decidió no responder señalando que no era un entendido en análisis político y que lo suyo era el periodismo de investigación, dejando algo azorado a su interlocutor. Gessen, autora del libro The Man Without a Face: The Unlikely Rise of Vladimir Putin, ironizó que no le quedaba muy claro si había debido exiliarse en Estados Unidos por sus incómodas preguntas sobre el pasado del mandatario ruso o por su militancia queer, y dio un interesante análisis sobre el material que fue recabando para su biografía: “Mis pedidos de entrevista fueron rechazados seis veces, y no puedo considerar a algunas de las fuentes que fui consultando como plenamente confiables, con lo que creo que es un libro que aún no es conclusivo, no está cerrado”, dijo, para luego contar su búsqueda de la única ex funcionaria sobreviviente de un oscuro episodio de corrupción cuando Putin era vicealcalde de San Petersburgo, y a la que terminó encontrando escondida “literalmente en un bosque, aislada de todo”. Pero también, en el final de la charla, Gessen cortó una pregunta sobre por qué nunca había retornado a Rusia con un “No voy a hablar de eso” incomprensiblemente seco.
Más allá de los encuentros de la tarde, la jornada tuvo un segmento sustancioso en la mañana, dedicado al “Maratón de las mejores historias de Iberoamérica” que presentó a los doce finalistas del Premio Gabo cuyos ganadores se anunciarán en la noche del jueves. La presentación de las cuatro categorías sivió como prueba de lo difícil que se le presentó la elección a los jurados, un recorrido intensivo en el que la norma fue el espíritu colaborativo y la búsqueda de historias originales más allá de la coyuntura noticiosa. En “Cobertura”, la venezolana Maye Primera presentó De migrantes a refugiados: el nuevo drama centroamericano, trabajo realizado por los equipos de Univisión y el portal salvadoreño El Faro, sobre los miles de personas que en el nuevo siglo huyen hacia México, Belice, Costa Rica y Estados Unidos; el mexicano Daniel Moreno habló de La estafa maestra, investigación publicada por Animal Político y Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (y replicada por varios medios aztecas) sobre el modo en que el gobierno de su país usó 128 empresas fantasma para desviar 7.670 millones de pesos originalmente destinados a los más pobres; la colombiana Ginna Moreno dio cuenta de Venezuela a la fuga, pormenorizado análisis de la diáspora venezolana a diversos países americanos publicado en El Tiempo y Efecto Cocuyo, un trabajo que sigue su curso y que en octubre la traerá a la Argentina.
En la categoría “Imagen” subió al escenario el único argentino finalista, el fotógrafo Leonardo Vaca, por las poéticas imágenes registradas tras un vidrio esmerilado en la marcha Ni Una Menos y publicadas por Revista Anfibia: “Cuando me dijeron que no había fondos para más fotógrafos que abarcaran la enormidad de la marcha avisé que entonces iba a hacer lo que quisiera, y mi editora dijo ‘Música para mis oídos’, y fue buenísimo trabajar con esa libertad”, dijo Vaca, quien contó que las primeras mujeres a las que quiso fotografiar con ese recurso se negaron, pero que finalmente consiguió una serie de tomas de alta potencia artística. El rubro también presentó a la brasileña Adriana Zehbrauskas, por su trabajo en un hogar de ex trabajadoras sexuales rescatadas de la calle (“Me llamaron de New York Times, donde trabajaba, a decirme que me daban fondos para hacer el proyecto que quisiera: no lo podía creer”, contó), e Isabella Bernal, autora de El Naya, un notable trabajo sobre los trabajadores de la cadena de producción de cocaína en el Valle del Cauca, publicado por el medio colombiano ¡Pacifista!
La categoría “Texto” también se presentó reñida, con los trabajos del peruano Joseph Zárate (Un niño manchado de petróleo, desgarrador relato de la limpieza de un río de la Amazonia en el que se derramaron 500 mil litros de petróleo, publicado por la española 5W), el equipo de La vida de Nos -–Son presos políticos, nosotros también, sobre la situación en las cárceles de Venezuela— y sobre todo el de Carlos Martínez. En La revolución de las ovejas, el periodista salvadoreño se metió a fondo en la “rebelión” de un grupo de pandilleros que se atrevió a desafiar el poder de los maras en una cárcel convirtiéndose al evangelismo y renunciando a los códigos vitalicios de la mafia salvadoreña; su presentación abrió el debate a cuestiones que debió eliminar de la nota a pedido de algún entrevistado, algo a priori contrario a la ética pero que en rigor significaba salvarle la vida a algunos de los ex pandilleros en prisión. “Innovación” hizo honor a su título: la española Mari Luz Peinado presentó el trabajo multimedia y multiestilístico 28 días: 28 historias para acabar con los tabúes sobre la regla, publicado en el suplemento Verne del diario El País; Juan Heilborn habló de Los desterrados del Chaco, una investigación en equipo sobre el desmonte en Paraguay realizada íntegramente en forma gráfica para teléfonos móviles y publicada por El surtidor; Carola Solé le dio curso a Balas perdidas, realizada por el equipo de AFP sobre el infierno de enfrentamientos armados en Río de Janeiro tras las galas del Mundial y los Juegos Olímpicos, utilizando el periodismo de datos para una combinación de textos, fotos, infografías y mapas interactivos.
Al cabo, una demostración de lo que diría Jaime Abello Banfi, director de la FNPI, en el cóctel de cierre de la primera jornada, junto al alcalde de Medellín Federico Gutiérrez: aunque parezca curioso utilizar ese término para la profesión, el periodismo puede dar material para un festival. Y, por lo visto hasta ahora en tierra paisa, hasta un festín.

Obsequio poético

Silencio acuoso Que inunda Y conquista Silencio blando Que aquieta Y protege ... Silencioso Así estoy


gd

jueves, 4 de octubre de 2018

No falten...

El sábado 6 de octubre desde las 10 horas en la 
Subsecretaría de Cultura (Valentín Gómez 4726, 
Caseros) Gustavo D´Orazio te invita a la última 
clase de la Clínica de No-Ficción.

Se recibirán textos, se leerán los trabajos y se editarán. 
Será un encuentro de evaluación de 
borradores y de productos terminados. 

Luego se publicarán el blog de Zona de Poetas.
Los textos también pueden ser enviados por correo 
electrónico a gustavodorazio@yahoo.com.ar.

Te invitamos a pasar una grata mañana, con 
entrada libre y gratuita.