Rosa, de cerca
Aquí
estoy, en la Av. Urquiza al 3.400 ante
el mural recién terminado por sobre el que se asoman algunos carteles frontales
del 105. La pintura aún fresca, se escurre y derrama matices sobre la larga
vereda.
Hace veinte años, en Villa
Parque, vivía una familia sencillamente feliz. Mamá Rosa, papá Antonio y sus
tres hijos, buenos y estudiosos: Maximiliano, Ariel y Germán.
Antonio nació en León, España y llegó a la Argentina a los
diez años con su familia. Se instalaron en Palermo donde tuvieron un hotel
familiar en el que trabajaron todos ellos. Tiene cuatro hermanos, la hermana
más chica nacida en Argentina. Conoció a
Rosa trabajando en el comedor de FIAT SEVEL, ella era camarera, él encargado y
allí nació el amor para toda la vida. Antonio siempre trabajó en gastronomía. Le gustan mucho los animales y jugar al
ajedrez.
Rosa nació en Las Garcitas,
Chaco y llegó a Buenos Aires con sus padres y hermanos: cinco varones y dos
mujeres, todos ansiosos y emocionados con
la expectativa de llegar a la gran
ciudad. Se instalaron en la villa de Retiro. Rosa tenía ocho años cuando
conoció al Padre Carlos Mujica y desde la pequeña estatura de la infancia,
colaboró con él, siguiendo de cerca su incansable tarea en la Villa. Un día, el
Padre Carlos le dijo: Rosita, hoy vestite linda que vamos a tener visitas. ¡y
si la tuvieron! Fue a visitarlos el
General Perón acompañado por Héctor Cámpora. Recuerda con ternura las manos con pecas y la sonrisa afable del
General. Después, a sus 15 años, fue la angustia y la tristeza por no poder
comprender el asesinato del Padre Mujica.
Más adelante, el golpe Militar, y el traslado de la familia al complejo “Ejército de los Andes” y allí continuó la
vida. Pero Rosa no se conformaba con su destino, tenía sueños… Conoció a
Antonio y cuando nació Maxi, pudo mudarse a Villa Parque, en Caseros.
El
mural recuerda una frase de Martin Luther King: “Si supiera que mañana se
desintegraría el mundo yo igual plantaría mi manzano” y representa a muchos,
que siguen luchando contra viento y marea por una respuesta, aunque parezca
lejana.
Los hijos fueron creciendo
sanos y hermosos. Maxi, el mayor, estudió en el Colegio Ruiz de los Llanos en
Devoto, primario y secundario y luego ingresó al Industrial. A los 19 años,
estaba encargado de entrenar a chicos de entre 8 y 12 para participar de los Torneos Bonaerenses en
deporte y lo hacía en el campito del Ferrocarril, espacio verde abierto a la
Comunidad, cercano a su casa.
El sábado 8 de enero de 1999,
Maxi fue como siempre a los entrenamientos, y no regresó. Salieron a buscarlo,
pero fue Rosa, su madre, acompañada por uno de sus hermanitos quien dio
finalmente con él.
El
mural de la Av. Urquiza, un símbolo artístico, cuajado de color e imágenes
homenajea a una parte importante de la Comunidad.
Maxi estaba allí, muerto a
golpes. Un hecho más de la violencia que nos rodeaba y nos sigue rodeando y acosando
cada vez con mayor intensidad. Otra muerte que quedó impune.
Y Rosa, la chica que vivió en
la Villa y que hasta ese momento era una feliz ama de casa y también podóloga,
algo más para aportar a la economía familiar, abocada al cuidado del hogar y de
los hijos, se transformó en otra mujer. Angustia, desolación, impotencia primero,
luego, darse cuenta que no era suficiente. Había que enfrentar la situación y
dar batalla.
Aprendió a recorrer los tribunales, a conocer nuevos vocablos y
adentrarse a un mundo muy oscuro, del
que nunca había tenido noticias y mucho menos pensar que algún día iba a estar
transitando por él.
El
mural es obra de un grupo de jóvenes estudiantes de Artes Visuales de la
Escuela Municipal de Arte y Comunicación junto a sus profesores y también
algunos vecinos del lugar.
Rosa, de tanto peregrinar en
busca de una solución, de una salida, de justicia y verse decepcionada una y
otra vez, lejos de bajar los brazos, la hizo pensar en cuantas personas deberían
estar pasando por esa misma situación.
Al llegar a casa, le dijo a Antonio: “Tenemos
que crear una Asociación” y le fue dando
forma a su idea de armar una entidad legal, que pudiera reunir y ayudar también a otras personas que
buscaban esclarecer hechos similares al
que vivieron ellos. Se dirigió a la oficina de Relaciones Institucionales
buscando información, quería saber qué necesitaba para crear una O.N.G. por
supuesto le dieron toda la información y el apoyo.
Se encontró entonces en un laberinto de libros y planillas, que no
lograron amedrentarla.
Rosa se relacionó con otras personas que se
encontraban en las mismas circunstancias
que ella; ya que el asesinato de alguien,
destruye además todo un entorno familiar,
que a veces no tiene la fuerza y la capacidad
para reaccionar. Ella pensó,
sabiamente, que juntos podrían conseguir sus objetivos y sentirse contenidos
unos en otros cuando se empieza a flaquear por falta de respuestas.
El
mural de la calle Urquiza, después de casi veinte años de la muerte de Maxi,
fue creado para mantener viva su presencia y la de tantas otras víctimas de la
violencia.
Era necesario realizar una
Asamblea para dar forma a la Asociación, y fue convocando a familiares de personas asesinadas en hechos
sin esclarecer, pero necesitaban otros apoyos. Fue a ver a los sacerdotes de
San José Obrero, Nuestra Sra. de la Merced y Santa Teresita, los que se sumaron
a la idea, prometiendo su presencia. Se le ocurrió que teniendo un vecino tan
famoso como Sabato, lo podría involucrar y allá fue. El escritor, conocedor del
caso, la recibió en su casa, la atendió muy bien y le entregó una carta de
apoyo, disculpándose por no poder ofrecerle su presencia física, ya que se
encontraba muy abatido por la reciente muerte de Matilde, su esposa. Siguió y
siguió en su empeño por lograr el objetivo, consiguiendo el espacio para el encuentro: la sede de la Institución
Sarmiento en la avenida La Plata de
Santos Lugares y allí se realizó la primera Asamblea para crear la asociación en abril del 2001, que Rosa pidió
que no se llamara Maxi. Trataron de buscar una sigla que los representara y quedó
AVISE: Asociación Víctimas de la Inseguridad Sin Esclarecer, que preside desde hace 18 años.
AVISE no tiene sede, se reúnen
en casa de la presidenta, que se siente orgullosa de haber creado junto a otras familias esta
entidad apolítica, muy bien conceptuada. Una
gran herramienta a la hora de ser
representados.
Se realizaron varios festivales artísticos a beneficio de
AVISE en grandes espacios como el CEDEM 1 y 2, a los que aportaron su generosa colaboración cantantes, artistas y otras personalidades reconocidas
internacionalmente como Abel Pinto, León Gieco, Peteco Carabajal, Juan
Palomino, Soledad Silveira y Víctor Heredia, padrino de AVISE, entre otros. Se sumaron al
apoyo la Hermana Marta Peloni, Adolfo Pérez Esquivel, Juan Car y tantos más. También
AVISE forma parte de una red con asociaciones similares, intercambiando datos y
tratando de guiar a quien necesita ayuda para lograr su cometido.
Dice
José Ingenieros en “El hombre mediocre”, que la rutina y el conformismo, hacen
a la mediocridad, mientras que tener
ideales, luchar por lo imposible
es lo que hace valioso al hombre, en este caso a la mujer.
Rosa no buscó ser lo que es hoy y lo que
representa para la sociedad, pero supo transformar tanto dolor en fuerza para
luchar en nombre de su hijo y también para ayudar a otros, generosamente.
Entendió que las lágrimas no eran suficiente para recordar a Maxi y se volvió
símbolo de esta utopía de reclamar por la JUSTICIA.
“No
te preocupes por los pasos que das, si no por las huellas que dejas” dice un
inteligente refrán y Rosa García, mamá de Maximiliano González, deja, sin
proponérselo huellas profundas detrás de sí.
Y
así como hay asesinos, seres oscuros, escondidos en las sombras de la
impunidad, hay gente sencilla que puede llegar a ser excepcionalmente valiosa
que apuestan al arte para manifestarse, enriquecer su vida interior y
embellecer su Comunidad, involucrándose además en los problemas sociales.
¡No
todo está perdido!
Los hermanos de Maxi, ya son
hombres. Ariel estudió en el Colegio Militar.
Hoy forma parte de los Cascos Azules y reside en Misiones. Germán, estudia Ciencias Políticas e Historia.
Antonio se jubiló y acompaña el quehacer de su mujer Rosa, que trabaja en la
secretaría de la sede Cultural Caseros, Escuela Municipal de Arte y
Comunicación en donde tuve la oportunidad de conocerla y compartir con ella actividades y una bella
amistad. La mamá de Maxi sigue al frente de AVISE, con la misma fuerza del
primer día.
¡Es
claro que no todo está perdido!
Nelly Quintás
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