¿Qué hay de nuevo en el "nuevo periodismo"?
En el Festival Gabo, que se realizó
recientemente en Medellín, quedó claro que en la búsqueda temática y el foco en
la narración puede haber aún un potencial de renovación para el periodismo en
la encrucijada digital
16 de octubre de 2016
MEDELLíN.- "Los millenials sólo quieren fotos, ya
no leen libros", se quejaba el periodista mientras posaba, sonriente,
junto a un grupo de estudiantes de periodismo. Se equivocaba: acto seguido, las
jóvenes sacaron sus libros para que el autor se los autografiara, mientras otro
grupo lo esperaba con anotadores y grabadores para llevarse alguna reflexión.
Le tomó algo más de media hora satisfacer las necesidades de sus fans.
La anécdota sintetiza bastante bien el clima que se vivió durante las
tres jornadas del Festival García Márquez de Periodismo -entre el 29 de
septiembre y el 1 de octubre-, organizado por la Fundación para el Nuevo
Periodismo Iberoamericano en la ciudad colombiana de Medellín. El nuevo
periodismo, o periodismo narrativo, goza de muy buena salud, a juzgar por el
entusiasmo e interés que generaron en el público las actividades pautadas
durante tres intensas jornadas, básicamente ligadas a ese género.
En el marco del festival también se otorgó el premio García Márquez de
Periodismo en los rubros Texto, Imagen, Cobertura e Innovación. De acuerdo con
los directivos de la FNPI, la nómina de concursantes se amplía año a año.
"La creciente cifra de concursantes es una clara señal de la vigencia del
nuevo periodismo. Los temas abordados así como también el público que se hizo
presente son una señal sumamente alentadora", reconoció Jaime Abello
Banfi, director de la Fundación.
Pero ¿qué hay de nuevo en el nuevo periodismo? Con varias décadas de
historia -es decir que ya no es tan nuevo-, se trata, sin embargo, de una
corriente que inspira y sigue gozando de un notable poder de convocatoria entre
quienes prefieren responder los qué, quién, cómo, dónde, cuándo y por qué de un
hecho, valiéndose de recursos propios de la literatura. De eso se trata el
periodismo narrativo o nuevo periodismo: narrar un hecho noticioso o de
actualidad, o recuperar personajes e historias que el periodismo más urgente
pasa de largo, pero cambiando las prácticas y la escritura periodística
tradicionales. Se trata de encarar un trabajo de campo intenso y personal,
andando y desandando todos los caminos, hasta volver este trabajo de campo
parte de la historia. Y estructurarla y narrarla con una escritura más libre de
las ataduras del texto periodístico clásico, para apuntar al virtuosismo propio
de un cuento o una novela. Narrar en tiempos de clics y tuits, ése es también
su desafío.
Resistir narrando
"El nuevo periodismo es viejo, pero el periodismo viejo es quizá lo
más moderno que podemos hacer en estos tiempos de culto desenfrenado a lo
tecnológico. En estos tiempos, cuando todo el mundo anda tan preocupado por
nuevas plataformas tecnológicas y por nuevos formatos y por lo que dicen los
famosos en las redes sociales, lo verdaderamente revolucionario es que el
reportero vuelva a la calle, que se quede a dormir en la casa ubicada en la
ladera frágil, que vuelva a remontar ríos y a atravesar selvas, que se preocupe
otra vez por saber cómo es la gente de carne y hueso, que tenga una curiosidad
genuina que vaya más allá de comportarse todo el tiempo como uncommunity
manager", reflexiona el periodista colombiano Alberto Salcedo Ramos,
ganador de los premios Rey de España y José Ortega y Gasset, y referente
indiscutido del periodismo narrativo en Iberoamérica.
Basta observar la gran cantidad de medios independientes consagrados a
la crónica, así como la nutrida agenda de encuentros, talleres y actividades
formativas en torno de ella a lo largo del continente, para concluir que el
nuevo periodismo no pierde su lozanía aún en este presente bisagra para el
periodismo en general.
Organizaciones como la FNPI en Colombia o la Fundación Tomás Eloy
Martínez en nuestro país son apenas dos ejemplos de entidades comprometidas con
la enseñanza y difusión del género que, en América Latina, tuvo a escritores de
la talla de Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Tomás Eloy Martínez o
Elena Poniatowska -por citar apenas algunos casos- como principales referentes.
Un género que goza de amplia difusión en revistas como Anfibia (Argentina), Etiqueta
Negra (Perú), Gatopardo(México) o Piauí (Brasil)
pero que no logra hacer pie en los medios tradicionales.
El director editorial de la cadena de televisión ARTE France, Bruno
Patiño, reconoce que en el rubro se viven tiempos de cambio. "En las
universidades y escuelas de periodismo ya no se enseña tanto cómo obtener un
empleo sino cómo ser capaz de crear el propio empleo. Las conductas a la hora
de informarse han cambiado radicalmente y el periodismo debe adaptarse a la
nueva realidad. El periodismo emprendedor, el periodismo móvil y el periodismo
de proyecto se perfilan como algunas de las prácticas que tendrán mayor auge en
los próximos tiempos", reconoció Patiño, ex decano de la Escuela de
Periodismo de Sciences-Po, una de las más innovadoras del ámbito internacional.
Pero en lo que a nuevo periodismo se refiere, los principales portavoces
de la FNPI están convencidos de que los nuevos formatos y lenguajes aportarán
nuevas posibilidades narrativas. "Estamos comprometidos con las nuevas
tecnologías pero más con la narración. Hay un compromiso consciente con lo que
sea narrar porque los latinoamericanos lo narramos todo, hasta lo más
trivial", reconoce el periodista puertorriqueño Héctor Feliciano, miembro
del Consejo Rector de la Fundación, quien, a la hora de pensar en los desafíos
que atraviesa el género, pone el acento en los temas.
"Los temas de pobreza o violencia solían ser los más escogidos a la
hora de narrar, pero yo creo que fue una manera de hacer catarsis, de
limpiarnos de todo lo malo que padecimos en la región. Lo que gusta ahora es
ver la diversidad temática y aspiramos a narrar historias que puedan entenderse
en todo el mundo", agrega Feliciano.
Con él coincide Salcedo Ramos. "Me parece necesario ampliar la
agenda. Ir más allá de la nota sobre la villa miseria o sobre la tragedia del
menesteroso de turno. Hay temas del poder que nos afectan y de los cuales sólo
se ocupa el periodismo de denuncia", reconoce el periodista, quien se
muestra convencido de que al periodismo narrativo le resta mucho por hacer.
"Es hora de meter la lupa bajo las alfombras de nuestros líderes
-considera- y de explorar ciertos temas duros como la minería ilegal, tan
dañina en nuestros países."
Por: Lorena Oliva
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